sábado, 15 de junio de 2024

El Suroeste de Estados Unidos en invierno

Como última etapa de un viaje alrededor del mundo, en febrero de 2.023 hicimos un recorrido por el suroeste de los Estados Unidos.

Llegamos a Los Ángeles desde la Polinesia Francesa, pasando de estar en bañador y chanclas a tener que sacar del equipaje toda la ropa de abrigo, ya que nuestro primer destino era el Gran Cañón del Colorado, que se sitúa a más de 2.000 metros de altitud. 

Esta era la única etapa del viaje en que no habíamos hecho reservas previas de hotel, pues no sabíamos qué condiciones climáticas y estado de las carreteras nos íbamos a encontrar. De hecho, la semana anterior a nuestra llegada hubo un temporal de nieve que dejó muchas rutas intransitables. Afortunadamente, el pronóstico del tiempo era soleado, aunque con frío, y pudimos realizar el itinerario que teníamos previsto.

Nuestro recorrido para una semana fue: Aeropuerto de Los Ángeles-Gran Cañón del Colorado-Monument Valley-Antelope Canyon-Sequoia National Park-Aeropuerto de Los Ángeles, unos 3.000 Kilómetros que realizamos en siete días en coche de alquiler.    


El mítico Gran Cañón del río Colorado

En invierno, el Parque Nacional del Gran Cañón sólo está abierto al público en el sector sur, el denominado South Rim, al que se accede desde Grand Canyon Village. En esta época del año, con bastantes menos visitantes que en verano, no hay limitaciones para poder llegar con vehículo propio a los distintos miradores con las mejores vistas del cañón.

Llegamos ya oscurecido a Tusayan, justo a la entrada del parque y nos encontramos un paisaje nevado y bastante más gente de la que podíamos imaginar. Las máquinas quitanieves habían hecho un buen trabajo y las carreteras estaban perfectamente circulables.     

La visita al Parque la empezamos muy temprano a la mañana siguiente, con una temperatura de 10 grados bajo cero, soportable con buena ropa de abrigo porque no soplaba mucho viento y había un sol radiante. Al borde de la carretera pudimos ver manadas de ciervos.



La garganta del cañón llega a tener una diferencia de altura de 1.500 metros entre cima y fondo, de tal manera que, según se empieza a descender, la temperatura es más alta y la nieve se derrite con mayor rapidez.


Al igual que las carreteras, los senderos para llegar a algunos miradores más distantes de las zonas de aparcamiento habían sido limpiados de nieve y, evitando algunas placas de hielo, el acceso era bastante sencillo.
 


A los distintos miradores se accede por la carretera AZ-64, en la que se sitúa la entrada al parque, por lo que es necesario pagar para circular por ella. Empleamos todo el día en hacer el recorrido de ida y vuelta y paramos más de una vez en un mismo mirador para apreciar el cambio de tonalidades según la posición del sol.



El último mirador del recorrido es la Atalaya de Desert View, que tiene ventanales en su última planta para una panorámica de 360º del Cañón.

 

Por Territorio Navajo


Nuestro siguiente destino era el Monument Valley, que se sitúa en el límite de los estados de Arizona y Utah. Saliendo del parque por la 64 hacia el Este se entra en territorio Navajo, en realidad, el parque está dentro de la reserva pero la gestión -y por tanto sus ingresos- es federal. A pocos kilómetros está el mirador Little Colorado River al que se puede acceder con permiso de los indios que allí tienen sus puestos de artesanía.



Paulatinamente, la carretera se va haciendo más y más solitaria con interminables rectas hasta que empiezan a aparecer las famosas formaciones rocosas de las películas del Oeste. 


Monument Valley sí que está gestionado por los Navajo y con ellos tienes que visitar la parte de acceso restringido. Como el estado de los caminos en invierno no es nada bueno y para evitar desagradables contratiempos con el coche de alquiler, contratamos un tour completo que hicimos con una guía india.

West Mitten Butte (centro) y East Mitten Butte (derecha)
 
West Mitten Butte




Mitchell Butte



Después de recorrer la parte de visita libre, nos desviamos por un camino más estrecho sólo permitido para los guías o la población local. La guía te explica, en inglés, la historia de los Navajo y de la antigua civilización Anasazi, de la que se pueden ver algunos petroglifos.



el Arco del Mocasín




Ear of the Wind (el Oído del Viento)


La última parte del tour fue la visita de un auténtico poblado indio, con sus casa hechas de adobe, llamadas Hogan, donde se mostraba la fabricación artesanal de mantas y objetos de adorno.


 En el retorno al centro de visitantes seguimos viendo formaciones rocosas que desafiaban a la gravedad




Cañones esculpidos en arenisca


Desde Monument Valley pusimos rumbo Oeste para nuestro siguiente destino: Antelope Canyon. Cerca de la ciudad de Page (Arizona)

En nuestra travesía por territorio Navajo nos ocurrió que las emisoras de radio con música occidental repentinamente desaparecían y sólo se sintonizaba sonidos de tambores y cánticos indios como en los westerns.

Hay dos cañones visitables: Upper Antelope Canyon y Lower Antelope Canyon. Nosotros fuimos al segundo. Se trata de una grieta en la roca arenisca donde la circulación del agua de las tormentas ha esculpido un cañón profundo y estrecho con unas morfologías muy singulares y a las que la luz del sol da unas tonalidades espectaculares. Uno de los lugares más fotogénicos que se pueda visitar.

entrada a Lower Antelope Canyon)

  


Al igual que Monument Valley, está gestionado por los indios Navajo y las visitas son exclusivamente guiadas por ellos. A pesar de ser temporada baja, encontramos muchos visitantes, pero el descenso al cañón estuvo bien organizado en pequeños grupos y no se formaron aglomeraciones.

The Lion King (El Rey León)

Cuando hay aviso de tormentas, las visitas son canceladas debido a que los cañones se inundan muy rápidamente. Los días nublados o al atardecer, la visita resulta menos atractiva por la falta de contrastes luminosos.

   

Sky Angel (El Ángel del Cielo)


The Smiling Shark (El Tiburón Sonriente)

El recorrido en el interior del cañón dura sobre una hora y a la salida nos mostraron la huella de la pisada de un dinosaurio.


Terminada la visita, pusimos rumbo al Suroeste, haciendo una breve parada el Mirador del Horseshoe Bend, un meandro en el Río Colorado.


El bosque de las sequoias gigantes


La última etapa de nuestro recorrido era la que más incertidumbre nos provocaba, ya que las sequoias gigantes están en altitudes muy elevadas y no sabíamos con certeza si los accesos estaban abiertos. Decidimos, una vez llegados a Las Vegas, no desviarnos al Death Valley y seguimos la ruta más rápida para llegar a los Parques Nacionales Sequoia y Kings Canyon.

Por la página web de los parques nos informamos que solamente estaba abierto el Parque Kings Canyon, siendo obligatorio llevar cadenas en el vehículo. En nuestro alojamiento nos proporcionaron unas (que no necesitamos) y en otro día de sol radiante realizamos la visita en un paisaje nevado, accediendo por Grant Grove Village.

Secoya junto a la entrada al Parque Nacional Kings Canyon

En los senderos que estaban abiertos vimos el Fallen Monarch Tree, que es la corteza de una sequoia caída y el General Grant Tree, que tiene una altura de 81 metros (el tercer árbol conocido más alto del mundo) y una edad de 1.500 años.
 

interior del Fallen Monarch Tree



 


Empleamos el día completo en la visita del Parque y a la mañana siguiente volvimos al aeropuerto de Los Ángeles para nuestro  regreso a España después de cinco semanas de viaje. De otras etapas del mismo haré alguna entrada más adelante.    

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