martes, 24 de septiembre de 2024

La Patagonia, parte 6. Torres del Paine: el glaciar Grey


 Después de terminadas nuestras visitas por las Provincias de Magallanes y Tierra del Fuego (parte 5), tomamos un coche de alquiler y pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: el Parque Nacional de las Torres del Paine.

Por la Ruta del Fin del Mundo

Dejamos Punta Arenas en dirección Norte, tomando la carretera 9, conocida como la Ruta del Fin del Mundo, que nos lleva en un cómodo viaje de tres horas a la localidad de Puerto Natales, punto neurálgico para visitar el campo de Hielo Patagónico Sur, tanto en su parte chilena como la argentina. Esta masa de hielo es la tercera del planeta en extensión, tras Groenlandia y la Antártida.

Mapa de nuestro recorrido desde Punta Arenas al Parque Torres del Paine 

En Puerto Natales nos pertrechamos de alimentos para los cinco días que íbamos a pasar en el parque, donde habíamos reservado una cabaña con cocina completa, ya que el abastecimiento dentro del Paine es muy escaso y los restaurantes quedan alejados y son excesivamente caros. Antes de marchar, llenamos el depósito de gasolina a tope, pues tampoco hay gasolineras ni en el parque ni en su entorno.

Continuamos por la Ruta 9 hasta el desvío por la Y-290 que conduce hasta el acceso sur al parque por la Portería Serrano, junto a la cual teníamos nuestro alojamiento.

Vista desde nuestra cabaña, con Los Cuernos del Paine al fondo

Al igual que el resto de los Parques Nacionales de Chile en que estuvimos, el Torres del Paine es de pago y los pases hay que comprarlos online y, al menos, un día antes de la llegada. Nosotros los llevábamos desde España.

  
Como el tiempo estaba algo lluvioso, dedicamos el resto de la tarde a informarnos del estado de los caminos (todos de ripio), los mejores senderos y cuándo hacerlos y en qué zona había más posibilidad de ver pumas. 

Al día siguiente, teníamos contratada la navegación al glaciar Grey.  El día había amanecido con el cielo muy limpio, pero con algo de viento.

Hicimos unos 45 minutos por carretera de ripio hasta el Hotel Grey, a orillas del Lago Grey, que era el punto de encuentro para embarcar.

Mapa de la navegación al glaciar Grey

Desde el hotel hay que hacer una caminata a través de una barra arenosa que separa el lago del río Grey y que lleva hasta el embarcadero del ferry que hace la navegación. 

El lago Grey



Caminando para embarcar

El ferry atracado al final de la barra de arena

La navegación toma unas tres horas en total, acercándonos a las tres lenguas en que se divide el glaciar en su llegada al lago. En función de las condiciones del viento, se puede salir o no a la cubierta durante la travesía. Cuando las condiciones son muy desfavorables, directamente se suspende la navegación.

Nosotros hicimos la primera parte en la cabina, a través de cuyos ventanales podíamos ver acercarse los primeros grandes bloques de hielo desprendidos del glaciar y también como el oleaje arreciaba.


Acercándonos a la primera lengua, autorizaron para salir a cubierta, que se masificó de golpe. El viento soplaba con fuerza y hacía bastante frío. 


Frente de una de las tres lenguas del glaciar Grey


El ferry no hizo un gran acercamiento al frente del glaciar y, al poco, tomó marcha atrás, lo que nos dejó un poco desconcertados, pensando si con esto terminaba la visita.

Pero al poco volvió a virar y tomamos dirección a la lengua central del glaciar, que se encuentra separada de la anterior por un promontorio rocoso que se llama La Isla.

Lengua central del glaciar Grey

La Isla 

Aquí sí nos acercamos al frente del glaciar hasta el punto que algunas personas tocaron el hielo con las manos. Estuvimos un buen rato maniobrando hacia derecha e izquierda para que todo el mundo pudiera tener buenas vistas desde la barandilla de cubierta o en los ventanales de la cabina.









La tercera lengua del glaciar


La Isla y el Cerro Paine Grande al fondo

Dejando atrás el glaciar

En el camino de vuelta, el viento arreció de lo lindo y, al volver por la barra arenosa hacia el hotel, había que hacer esfuerzo para que las rachas no te arrastraran. Por allí vimos volar gorros y orejeras como si fueran cometas.

Terminada la navegación, decidimos hacer el primer sendero de los varios que teníamos previstos y elegimos uno corto, el sendero al Mirador Cóndor, de una hora y media de duración, ida y vuelta, con un desnivel total de 200 metros.

Para ir hasta allí, siempre por carreteras de ripio, teníamos que retornar hacia el sur y llegar hasta el lago Pehoe.

En el camino de vuelta, paramos para tomar un bocadillo y empezar a disfrutar de las magníficas vistas que ofrece el parque desde cualquiera de sus rincones, algo que sería una constante en todos los días de nuestra estancia.

El Macizo del Paine desde las praderas junto al río Grey 

También nos topamos con la primera manada de guanacos. Aunque también los vimos en días sucesivos, no resultaron tan fáciles de ver como pensábamos.

Manada de guanacos


El sendero al Mirador Cóndor empieza desde la carretera Y-150, en la orilla del lago Pehoé, donde ya hay unas magníficas vistas del lago y los Cuernos del Paine

Panorámica desde el inicio del sendero Mirador Cóndor

El lago Pehoé y los Cuernos del Paine 
 
El lago Pehoé desde el sendero Mirador Cóndor, el Cerro Ferrier al fondo




Todo el camino de ida es en ascenso. Desde arriba, se tienen amplias vistas de todo el lago y de los macizos montañosos nevados. El descenso se hace por el mismo camino que la subida.

El lago Pehoé desde el Mirador Cóndor


Este fue un entrenamiento para los siguientes días que fueron de largas caminatas. Al día siguiente nos tocaba el reto de hacer el sendero Base Las Torres, que formará parte de la próxima entrada.

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