miércoles, 1 de octubre de 2025

Por la Ruta de los Mayas. Parte 3, Tikal (Guatemala)

 


En la parte 2 de este viaje por la ruta maya, después de visitar Lamanai, retornamos a Orange Walk, donde íbamos a tomar un transfer para llevarnos a San Ignacio, en el centro de Belice.

Nuestro recorrido en coche de Orange Walk a San Ignacio


Llegada a San Ignacio


Belice es un país pequeño y muy poco poblado, no llega a medio millón de habitantes. Las carreteras, aunque escasas, no están en malas condiciones y no hay mucho tráfico. Aunque fue colonia británica, se conduce por la derecha, sabia decisión que tomaron en 1.960, para no estar a contracorriente de todos sus vecinos. Con el idioma, en la práctica, pasa igual. En todo momento nos dirigimos a la gente en español y nos contestaron siempre como un hispanoparlante más.

Habíamos tomado un alojamiento algo apartado de San Ignacio, en un pequeño hotel ecológico de bungalows de unos simpáticos ingleses (padre e hijo), que utilizaba agua de lluvia para la ducha y energía solar para la iluminación. El hotel estaba en un retazo de bosque en una zona montañosa y, sin nada alrededor, daba la sensación de estar perdido en lo más recóndito de la jungla.

Nuestra cabaña en San Ignacio

La selva tropical vista desde nuestra cabaña

Nuestros anfitriones nos habían recomendado la agencia Belize Nature Travels, dirigida por el experimentado guía local Luis Godoy, y con ella contratamos las tres excursiones que realizaríamos desde San Ignacio. Como el acceso en coche al hotel era complicado, ellos se encargaban de recogernos en un todoterreno para llevarnos a los tours.

El primero de los tres concertados fue a las ruinas de Tikal en Guatemala, que se encontraba a unas dos horas y media desde San Ignacio. 

Recorrido desde San Ignacio a Tikal


En Tikal


Nos llevaron a la frontera, donde tuvimos que esperar un buen rato, porque era día de mercado en el lado guatemalteco y, como los precios son mucho más caros en Belice que en Guatemala, mucha gente pasa para hacer las compras allí.

Ya dentro de Guatemala, nos incorporamos a un autobús para llevarnos hasta el complejo arqueológico. La carretera estaba en un estado lamentable, con unos tramos asfaltados y otros de tierra. El guía-conductor nos dijo que llevaba 20 años en construcción y que precisaba de ayuda externa para acometerla. Por aquella época la financiación llegaba de Corea del Sur.  

Llegados a la orilla del lago Petén Itzá se toma la carretera que lleva hasta la entrada del Parque Nacional Tikal, con un cambio del paisaje, completamente dominado por una jungla muy exuberante, que es Reserva de la Biosfera.

La densa selva del Parque Nacional de Tikal de la que sobresalen las ruinas mayas

Acompañados de nuestro guía, después de pasar el control de tickets y el centro de visitantes, comenzamos la visita del complejo arqueológico, que tiene unas calzadas bien señalizadas que conducen a las diferentes plazas donde se encuentran los templos y grupos de edificios.


En realidad, el complejo arqueológico de Tikal abierto al turismo es una pequeña parte de la superficie ocupada por la antigua ciudad maya.  Los asentamientos comenzaron unos 900 años antes de nuestra era, pero los templos principales son del siglo VIII d.C., tan solo cien años antes del colapso de esta civilización.
 

Iniciando la visita a Tikal

Para comenzar, tomamos el sendero que conduce a la Gran Plaza, avanzando por un bosque frondoso de altos árboles, hasta que llegamos a las espaldas de una de las pirámides que en ella se encuentran: El Templo I, también llamado Templo del Jaguar.

Por el sendero a la Gran Plaza

La trasera del Templo del Jaguar desde el sendero a la Gran Plaza 

El Templo del Jaguar tiene 47 metros de altura y recibe este nombre por el trono en que está sentado un rey representado en un dintel de la pirámide.

Vista del Templo I accediendo a la Gran Plaza

El Templo I, al que no está permitido subir , en su parte frontal tiene unas empinadas escalinatas flanqueadas por 9 niveles escalonados.

El Templo I visto desde la Gran Plaza

En la plaza hay una alineación de estelas y altares esculpidos con la historia de gran parte de los reyes de las dinastías maya.

Estelas alineadas ante el Templo I

Altar con estela tallada

Frente al Templo I está otra pirámide, de 38 metros de altura, que es llamada Templo II o Templo de las Máscaras, a la cual está permitido subir por unas escaleras laterales, no por las empinadas escalinatas originales.


El Templo II o Templo de los Máscaras, otro de los emblemas de la Gran Plaza

El nombre le viene de las dos máscaras de piedra talladas a los lados de la escalera central.

Máscara tallada en roca caliza en el Templo II de la Gran Plaza

Desde la parte superior de esta pirámide es desde donde se tienen las vistas más bonitas de la Gran Plaza, con el Templo I en frente.


Vista de la Gran Plaza desde el Templo II


Desde allí arriba también se tiene una panorámica de los edificios que flanquean a los dos templos principales y que constituyen la Acrópolis del Norte y la Acrópolis Central.


A la izquierda, los edificios de la Acrópolis Central vistos desde el Templo II

En este tour no íbamos siempre acompañados del guía. Este nos llevaba de una parte a otra de las zonas de monumentos, nos hacía una descripción de lo que íbamos a ver y recomendaciones para la visita y nos marcaba un punto de encuentro y el tiempo de que disponíamos. 

Aparte de la información que leíamos en los carteles, nos arrimábamos a los numerosos grupos de locales que había aquel día y escuchábamos las explicaciones que les daban sus guías y así nos hicimos una mejor idea de lo que veíamos.

El trayecto entre los distintos sectores de edificios se hace por senderos dentro de la jungla frondosa, donde abundan los coatíes, los monos aulladores y aves como los colibries y los tucanes.

Coatí


Mono aullador que debe su nombre a sus fuertes aullidos 

Los tucanes con sus grandes picos coloridos son de los animales más vistosos de la jungla


Continuando el recorrido, llegamos hasta el Templo de la Serpiente Bicéfala, también llamado Templo IV, del que emerge su parte superior entre la selva.

El vértice del Templo IV emergiendo entre la selva

Este templo es el más alto de todos los edificios de Tikal, casi 70 metros y con unas escaleras externas se puede subir a la parte alta.

Esta subida hay que tomársela con tranquilidad, por los muchos peldaños y el calor y la humedad. Desde arriba hay una vista espectacular en todas las direcciones, con los otros templos sobresaliendo entre las copas de los árboles. 

Vista desde lo alto del Templo IV, con el Templo III en el centro, en la lejanía


Parte alta del Templo III o del Gran Sacerdote, de 55 metros de altura 


Los vértices de los Templos I (izquierda) y II (derecha)

Como suele ocurrir en este tipo de excursiones en grupo, el tiempo disponible es limitado y el recorrido se hace con bastantes prisas. Terminamos la visita al complejo arqueológico con una breve parada en el complejo ceremonial de Mundo Perdido, donde hay una pirámide a la que no subimos y que habíamos visto antes desde el Templo IV.

Pirámide del complejo ceremonial Mundo Perdido desde el Templo IV

Vista de una de las pirámides de Mundo Perdido

De parada en parada fuimos acumulando retraso y, finalmente, llegamos al almuerzo en la aldea de Tikal más de una hora después de lo concertado. Esto hizo que, al final, no tuviéramos ni un minuto para recorrer los numerosos tenderetes de artesanía y nos fuimos de esta breve incursión en Guatemala sin un solo recuerdo.

De vuelta, el proceso fue igual: en autobús hasta la frontera y allí nos estaba esperando Luís Godoy, que aprovechó el trayecto para contarnos parte de su historia: su madre y él sobrevivieron a una matanza en su poblado durante la guerra en Guatemala y cómo lograron escapar y llegar hasta Belice, su país de adopción. Muchos años más tarde conocería a su hermanastro ya que su padre, habiéndolos dado por muertos, reinició una nueva vida en Guatemala.

El anochecer de ese día lo disfrutamos en nuestro alojamiento, donde nos entreteníamos contemplando los muchos colibríes que por allí pululaban.

 


Al día siguiente íbamos a hacer una de las excursiones más especiales de este viaje, a la Cueva de Actun Tunichil Muknal, que relataré en la parte 4 de este viaje.


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