sábado, 13 de julio de 2024

Sri Lanka, parte 3. Sigiriya y Maldivas

 


La última etapa de nuestro recorrido por el Triángulo Cultural de Sri Lanka fue el Complejo Arqueológico de Sigiriya. Las otras etapas de este viaje las podéis ver en la parte 1 y parte 2.

La Roca de Sigiriya

Desde Polonnaruwa tomamos dirección Oeste para visitar Sigiriya, una enorme roca de origen volcánico que emerge en medio de un paisaje selvático. 

En el camino bordeamos el Parque Nacional Minneriya,  donde también abundan los elefantes a la orilla de un lago que, en realidad es un embalse construido en el siglo III d.C.    


La Roca de Sigiriya alberga, en su cima, los restos de un antiguo palacio y una fortaleza del siglo V d.C. Todo el complejo es también Patrimonio de la Humanidad. El acceso a la roca está precedido de los restos de los antiguos jardines del palacio real.



Desde que se llega a la base de la roca se inicia un ascenso por innumerables tramos de escaleras, algunos de ellos de pendiente muy pronunciada.




En la pared de la roca se conservan unos frescos en muy buen estado, que representan escenas de la vida cortesana.


 




A mitad de subida, en una explanada, se encuentran las Garras del León, restos de la entrada al palacio.
Desde aquí hay magníficas vistas de los antiguos jardines que atravesamos al llegar...y de los tramos de escaleras que aún quedan por subir.

Las Garras del Léon

Los Jardines Reales vistos desde la explanada de las Garras del León



En la parte más alta, donde están los restos del palacio, hay una panorámica espectacular de la selva que rodea a la roca.





Terminada la visita a Sigiriya, iniciando ya el retorno a Colombo, nuestra siguiente parada fue en el Templo de Oro de Dambulla, donde hay unas cuevas con budas tumbados y frescos en las paredes del siglo III d.C. Es otro de los lugares declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.




En el complejo se ha construido en tiempos modernos un templo budista de gusto más dudoso.


 Nuestro recorrido turístico por Sri Lanka terminó en el Orfanato de Elefantes de Pinnawala, que fue en el lugar donde más turistas nos encontramos. Nos dio más la sensación de un parque temático que un centro de protección de la especie. Nos permitieron hacernos fotos con los elefantes y, previo pago, se podía dar un biberón a una cría.

 


Cuando llega la hora del baño, la manada atraviesa las calles de Pinnawala con dirección al río. De repente, los comerciantes echan el cierre a sus tiendas y cada uno se refugia donde puede.


Resulta más atractivo ver a los elefantes en el baño que siendo exhibidos en el orfanato.



En Las Islas Maldivas


Desde Pinnawala, fuimos directos al hotel en Colombo, nos despedimos de nuestro experimentado chófer y a la vez buen guía turístico ,y a la mañana siguiente tomamos un vuelo de algo más de una hora a Malé, la capital de las Islas Maldivas.

Malé vista desde la lancha

Me parecía entonces y me lo sigue pareciendo hoy, que las Maldivas no es el tipo de destino para ir exclusivamente a él. Para mí, con tres días como los que estuvimos, después de nuestro tour por Sri Lanka era más que suficiente. Tiempo sobrado para hacer todo el snórkel que se quiera, teniendo en cuenta que no necesitas desplazamientos al arrecife y no hay limitación alguna de tiempo.


En el año 2.011, Maldivas era un destino realmente caro, así que buscamos un atolón cercano a Malé para evitar tener que llegar a él en hidroavión. Nos alojamos en Emboodhoo, en el Atolón Sur de Malé, al que llegamos en una media hora en lancha.
 


El atolón es pequeño, con algunas playas de arena blanquísima y abundantes palmeras y agua turquesa hasta acercarse al borde del arrecife, donde se vuelve de un azul marino intenso. En medio, toda la gama de azules




Nada más alejarse de la orilla, empieza a aparecer el arrecife de coral y miles de peces de todos los colores. En este viaje no llevábamos cámaras acuáticas, así que lo que pudimos fotografiar fue todo  desde la superficie.








De todos los arrecifes en que he estado, para mí el de Maldivas es el mejor: por la transparencia del agua, con una visibilidad de hasta 30 metros de profundidad, por la diversidad de la fauna y por la buena conservación y el colorido del coral. 





Después de mucho snorkel y mucha playa, tocó el retorno. Al atardecer nos devolvieron en lancha a Malé y de allí a pernoctar en Colombo para, a la mañana siguiente, retornar a España vía Dubai.




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