miércoles, 15 de octubre de 2025

Por la Ruta de los Mayas. Parte 5, Caracol (Belice)


Nuestra tercera y última excursión desde San Ignacio fue al recinto arqueológico de mayor tamaño de Belice, denominado Caracol, que se encuentra hacia el sur, cerca de la frontera con Guatemala. Gran parte de este límite es una simple línea recta trazada sobre el mapa que, en la práctica, es muy difícil de delimitar dentro de la jungla.

Como quiera que las relaciones institucionales entre los dos países (no entre los pueblos) no son muy fluidas y Guatemala sigue manteniendo una reivindicación histórica sobre el territorio beliceño, antes de comenzar la excursión nos advirtieron que, posiblemente, seríamos parados en algunos de los controles militares existentes en la carretera, a fin de que no nos alarmáramos porque esto es algo rutinario. Finalmente, ni en la ida ni en la vuelta topamos con control alguno.

Hacia la remota ciudad maya de Caracol

La distancia desde San Ignacio a Caracol es de algo más de 80 kilómetros por una carretera con muchas curvas que tiene su final en las mismas ruinas. El trayecto toma algo más de dos horas y atraviesa por la Reserva Forestal Mountain Pine Ridge, bastante decepcionante por cuanto es principalmente de reforestación. 

Mapa del trayecto desde San Ignacio a Caracol

Una vez pasado el pequeño puente sobre el río Macal, se entra en la Reserva Forestal Chiquibul, ésta sí de auténtica jungla tropical densa, dentro de la cual se encuentra el Sitio Arqueológico de Caracol.

Caracol es la ciudad maya más importante de Belice. Su nombre original era Oxhuitzá, que significa “lugar de las tres montañas”.

Se estima que alcanzó una población superior a los cien mil habitantes y tuvo su esplendor entre los siglos IV y IX d.C. En este tiempo derrotó militarmente a Tikal y, en el siglo X d.C. se produjo su decadencia y abandono hasta ser descubierto de nuevo por los arqueólogos en el siglo XX.

Al igual que en Lamanai, hicimos la visita con muy poca gente y, en muchos momentos, en solitario. A la llegada, el guía nos dijimos que, a veces, los primeros visitantes del día encontraban a jaguares subidos en las escalinatas de las pirámides. Nosotros no tuvimos esa suerte.

Llegada al Centro de Visitantes de Caracol

A la llegada al complejo hay un pequeño centro de recepción donde hay una maqueta del yacimiento y unas vitrinas donde se exponen algunas cerámicas y objetos encontrados en las excavaciones.

Maqueta del recinto arqueológico en el Centro de Visitantes

Cerámicas encontradas durante la excavación del yacimiento


Desde la recepción accedimos al yacimiento por la parte sur, atravesando entre árboles tropicales gigantescos.

Al pie de una gigantesca ceiba

Los edificios excavados representan una parte mínima de lo que fue la ciudad. Por toda la jungla se encuentran dispersos restos de construcciones y calzadas en una superficie de varios kilómetros cuadrados.

Las primeras edificaciones, de pequeño tamaño, entre las que hay árboles que crecen entre los restos de muros y pavimentos, componen la llamada Acrópolis Sur.

Las primeras ruinas surgen entre la vegetación

Restos de edificios derruidos en la Acrópolis Sur

Tumba en la Acrólpolis Sur. El acceso a los visitantes no estaba permitido

Continuando hacia el norte, se llega a la Plaza A y la Acrópolis Central con tres edificios piramidales y una cancha del juego de la pelota. 

En la Acrópolis Central de la Plaza A

La pirámide del lado norte, llamada Edificio A-3, no es la más alta de la Plaza A, pero sí la mejor conservada. En su base conserva restos de figuras mayas talladas en piedra.


El edificio A-3 es de los mejor conservados de la Acrópolis Central

Detalle de los restos escultóricos en la base del Edificio A-3

El Edificio A-2, una pirámide situada en el lado oeste de la plaza, es el más alto de la Acróplolis Central, pero está en peor estado de conservación.

El Edificio A-2, el más alto de la Plaza A

Muy pocas visitas había ese día en Caracol. En la Plaza A éramos los únicos

En el lado este de la Plaza A hay un conjunto de construcciones de menor altura, rodeados de una escalera perimetral que conforman el llamado Edificio A-6.


Conjunto de restos piramidales que conforman el Edificio A-6

La parte final de la visita, más al norte, es la Plaza B, la de mayor tamaño, donde se encuentra el edificio principal del yacimiento, que es el Templo de Caana, que se compone de cuatro palacios y tres templos y con una pirámide de 43 metros de altura, la mayor de Belice.

El Templo de Caana, la mayor construcción maya de Belice

Su nombre significa “lugar en el cielo”, se diseñó para observaciones astronómicas y rituales ligados a los ciclos celestes.

El templo tiene dos amplios tramos de empinadas escaleras separados por una plataforma con los restos de tumbas, que es lo que se ve desde abajo.

 

En el Templo de Caana está permitido subir por sus empinadas escalinatas

El templo tiene dos amplios tramos de empinadas escaleras separados por una plataforma con los restos de tumbas, que es lo que se ve desde abajo.

Subiendo por el segundo tramo de escalinatas del Templo de Caana

Por encima de las escalinatas hay una plataforma más amplia, a modo de segunda plaza, con tres templos piramidales que tienen los relieves y estelas mejor conservados del yacimiento.


Una de las pirámides de la parte superior del Templo de Caana

Otra de las pirámides de la plataforma superior del templo

La tercera de las pirámides conserva tumbas en su base 

Relieve tallado en piedra representando una serpiente

Desde el Templo de Caana hay una bonita vista del otro edificio mejor conservado de la Plaza B, la pirámide del lado sur. 


La pirámide sur de la Plaza B vista  desde el Templo de Caana

Esta pirámide sería el último edificio que recorreríamos en nuestra visita. En su base también hay unos frisos bien conservados.

Esta construcción piramidal de la Plaza B se conoce como Edificio B-5

Frisos en la base del edificio B-5

Según nos contó el guía, hoy día, gracias a la limpieza de su cielo, Caracol se ha convertido en un lugar donde aficionados a la astronomía se trasladan para la observación de estrellas, planetas y lluvias de meteoros.


Una parada en la cueva del Río Frío


Terminada la visita de Caracol, donde pasamos bastante calor, el guía nos invitó a tomar un baño en el río On Pools donde, entre los rápidos se forman pozas. El lugar, muy frecuentado por los locales, estaba muy concurrido por ser día festivo. 

Como dejamos todas las pertenencias en el coche y fuimos dando un paseo hasta los rápidos, no pude tomar fotos de este pintoresco lugar.

Después del baño, nos fuimos a la última parada de la excursión que era la Cueva de Río Frío, dentro del bosque de pinos de la Reserva Forestal Mountain Pine Ridge.


Llegando a la entrada de la cueva del Río Frio

En la entrada de la cueva

Esta cueva tiene una enorme boca, de más de 20 metros de altura y un recorrido de unos 400 metros. Como no llevábamos linternas, tan sólo pudimos adentrarnos unos cien metros, hasta donde llegaba la luz natural procedente de la entrada.

La boca de la cueva desde el interior

Las formaciones kársticas en esta parte están muertas y secas, por los cambios de temperatura procedentes del exterior y, por tanto, no resulta tan atractiva como la cueva ATM, aunque sus trechos son mucho más altos. Al parecer, hacia el interior hay lagunas y salas de estalactitas y estalagmitas muy espectaculares.

Una de las inmensas salas en el interior de la cueva

Estalactitas muertas en una de las salas de la cueva

Saliendo de la cueva después de la visita

Esta excursión supuso el final de nuestra estancia en San Ignacio, donde dormiríamos aún aquella noche y al día siguiente pondríamos rumbo este hacia la costa, para pasar unos días en el Cayo Ambergris y visitar su Barrera de Coral.









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